Aparte de Franz Kafka, ¿qué escritores te han inspirado a lo largo de tu trayecto como escritora?
De un tiempo para acá me he inspirado en memoirs, creative non fiction y poesía de: Adrienne Rich, Anne Carson, Sharon Olds, Lidia Yuknavitch, Ocean Vuong, Maggie Nelson, Sara Uribe.
La historia empieza con mucha quietud y con la descripción de la sala del hospital. Luego, el lector entiende lo que ha sucedido con una escena retrospectiva. ¿Cuál es la importancia de usar el momento en el hospital como punto de partida en vez de la caída?
Pienso mucho en la forma, en cómo contar una historia. Escribo con una estructura modular, en fragmentos o viñetas, de este modo me resulta más fácil ordenar las historias. Quizás también por mi trabajo como guionista pienso en escenas que se van intercalando con recursos como la analepsis o prolepsis. En este texto, lo primero que tuve claro fue la imagen de la cama de hospital, por eso comencé por ahí.
Cuando empezaste esta historia, ¿siempre tuviste presente a la ballena como el enfoque de Prótesis o hay una versión inicial con otro animal?
Este texto surgió a raíz de releer La metamorfosis en una clase con la escritora Carribean Fragoza, donde el tema era el cuerpo y las transformaciones, así que tenía presente a Gregorio Samsa, pero al empezar a escribir imaginé al personaje de esta historia como una ballena encallada en la arena por estar atrapada, sin poder salir. También el color blanco de la cama y del techo, me llevó a la arena y a un intento por imaginar un entorno más expansivo para algo tan frío como lo es un hospital público.
En la historia resaltan los movimientos y su ausencia, lo cual se logra con verbos como: sacar, meter, alzar, ulular, quebrar y esperar. Los verbos le dan un ritmo a Prótesis. ¿Cómo fue el proceso de escribir esta historia? ¿Tomaste en cuenta el sonido y el ritmo de las oraciones durante el proceso de redacción o crees que esto sucedió naturalmente?
Sucedió naturalmente, me ayudó tener una imagen clara de la situación que estaba viviendo el personaje, que tristemente es una historia real. La falta de movimiento era el eje del conflicto, y sobre todo, lo que un cuerpo tiene que aguantar, la espera como una forma del poder del estado, y la impotencia y rabia que esto genera, entonces los verbos se decantaron solos.